De muy joven era pesimista. La amenaza de enfrentamiento nuclear, la dictadura y sus últimos coletazos... todo me sugería que no había esperanza de futuro.
Inesperadamente en 1.982 , en un viaje a los Pirineos, descubrí que existían las mariposas azules, pequeñas bonitas, humildes, a montones.
Para mi, la fuerza de la solidaridad semeja a esta imagen de hace tantos años, cada uno, en nuestro nucleo inocente, somos como una mariposa azul que inspira sencillez y esperanza,
junt@s podemos conseguir el cambio de justicia , paz y bienestar que todo ser vivo necesita.
En ello está la esperanza de futuro que hace 30 años creí inexistente.